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A los turistas y a los acapulqueños les vale ‘mother’ el COVID

Por: Carlos Álvarez Acevedo (@CarlosAlvarezMX)

“Aprovecha el COVID Friday al costo, descuentos que valen más que tu vida y ofertas para morirse. Si ya hiciste la fila por un televisor, imaginate la que harás por un respirador. Compra en noviembre y muere en diciembre”, se escucha decir a una voz en off, mientras en las imágenes se observan a cientos de personas comprando en plazas comerciales.

Mi hijo, que todavía es un niño, entiende la situación en la que nos encontramos y me mandó el video, cuyo guión transcribí líneas arriba. Después de 2 mil 394 personas muertas a causa del COVID-19, en Guerrero seguimos sin entender lo que todavía nos falta por sufrir.

Durante el fin de semana que recién concluyó, llegaron 71 mil turistas -según cifras oficiales-, que aprovecharon el puente vacacional “revolucionario” en Acapulco. Sin “sana distancia”, sin cubrebocas, si en el menor cuidado, la mayoría abarrotaron restaurantes, playas, albercas, hostales baratos y la oferta extrahotelera no regulada.

La noticia se hizo viral y Acapulco estuvo en la conversación mediática nacional, otra vez por un tema negativo. No es verdad que se hayan tomado las medidas sanitarias necesarias para evitar una mayor tragedia de salud pública en este destino turístico.

El Ayuntamiento porteño se encuentra desbordado y es normal, ya que ningún gobierno en México estaba preparado para lo que hemos vivido durante la mayor parte del presente año. En toda la entidad la cifra acumulada llegó a 23 mil 30 casos confirmados de COVID, durante las 47 semanas en las que ha habido una vigilancia epidemiológica.

Quizá el caso que más me ha impactado fue el de una persona -de la cual voy a omitir nombre y profesión, por razones del derecho a su privacidad- que me contó, en confianza, que tres de sus familiares habían fallecido, casi al hilo, a causa del nuevo coronavirus.

Primero fue su padre, luego su hermana, le siguió su cuñado. Estos dos últimos, personas jóvenes, quienes conformaban un matrimonio que dejó huérfana a una pequeña niña de tan sólo 10 años de edad. Por obvias razones esta mujer tuvo que adoptar a su sobrina.

El COVID no es una gran mentira, ni forma parte de una teoría conspirativa internacional. Es una enfermedad real que mata a miles de seres humanos. Muchos no entienden las consecuencias de su irresponsabilidad, al no cuidarse, ni cuidar a los demás.

Los que no usan cubrebocas, por ejemplo, están violando el derecho humano a la salud de otros. Pero eso no es todo, su descuido irracional -no encuentro otra forma de calificarlo- nos puede llevar a consecuencias que agraven el de por sí mermado panorama económico y laboral acapulqueño.

No sólo son los turistas irresponsables que andan por todos lados sin cubrebocas, también son culpables los comercios y las autoridades que los solapan. Ante el repunte de casos y muertes, el Gobierno estatal ya comenzó con algunas restricciones.

Primero limitó el horario de movilidad. Además, ordenó el cierre de gimnasios, entre otras drásticas medidas. Por su parte, el Gobierno Municipal de Acapulco ha cerrado algunos establecimientos, pero más como un golpe mediático que como una acción realmente efectiva.

Digo esto porque muchos comercios (en su mayoría bares y restaurantes), no respetan ninguna de las medidas establecidas por las autoridades sanitarias. Los vemos llenos, con clientes a los que tampoco les importa nada, ni su salud, ni la de los demás.

Insisto, la irresponsabilidad nos puede llevar a escenarios como los que vivimos a principios de la pandemia, en marzo pasado. ¿En serio en Acapulco queremos regresar al semáforo rojo y que nos quedemos, otra vez, sin miles de empleos?

No nos confiemos, porque aunque parezca que la vacuna ya está cerca (las que tienen más efectividad serían la de las farmacéuticas estadounidenses Moderna y Pfizer), estas todavía tardarían en llegar a México, por lo menos hasta mediados del próximo año. Mientras tanto, ¿qué tan difícil es ponernos un cubrebocas y respetar la sana distancia?.