Mar de Noticias Guerrero
Por: Mar de Noticias Guerrero
Vamos a referirnos hoy a dos situaciones que ilustran de manera contundente como ha cambiado la forma en que se atienden los conflictos sociales en Guerrero. En el actual gobierno federal y por consiguiente en la administración morenista de Guerrero se ha resaltado la importancia del diálogo, la resolución de problemas por la vía pacífica y el compromiso de evitar la violencia, protegiendo a los ciudadanos.
En esta comparativa, abordaremos el bloqueo violento suscitado recientemente en Chilpancingo y por otro lado la trágica masacre en Aguas Blancas.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha manifestado su satisfacción por la resolución pacífica del bloqueo en Chilpancingo, que duró dos días. El lunes pasado, un grupo numeroso de pobladores de comunidades de la capital del estado se movilizaron violentamente para supuestamente solicitar obras. En su protesta agredieron y retuvieron a policías y servidores públicos, además se apoderaron de un vehículo táctico blindado.
El presidente Lopez Obrador pidió a los ciudadanos no dejarse manipular y señaló que detrás de las supuestas demandas sociales se esconde el interés de proteger a bandas de la delincuencia organizada.
No obstante la postura nunca fue resolver el conflicto a través de la fuerza o la reprensión, sino que se actuó con prudencia para evitar que los civiles, muchos de ellos obligados a manifestarse, salieran afectados.
Esta postura refuerza la idea de que se está avanzando hacia un cambio en la forma de abordar los conflictos, sin recurrir a la violencia y promoviendo la participación ciudadana.
Pero antes, hagamos un poco de historia y recordemos la trágica masacre de Aguas Blancas, donde perdieron la vida 17 campesinos en un enfrentamiento violento. Este suceso, ocurrido en el pasado, ejemplifica un modelo de gobierno distinto, donde la fuerza era utilizada para reprimir y silenciar a los manifestantes. Es importante resaltar que según el presidente Lopez Obrador, en aquel entonces el gobernador en turno no mostró empatía ni preocupación por la tragedia.
La masacre de Aguas Blancas ocurrió el 28 de junio de 1995 en un camino de Coyuca de Benítez, cuando la policía reprimió violentamente una protesta pacífica de campesinos y activistas. Este trágico evento se convirtió en un símbolo de la represión y la violencia estatal hacia los movimientos sociales en México, evidenciando las profundas desigualdades y violaciones a los derechos humanos en el país. Aunque hubo condenas, la impunidad prevaleció y la masacre de Aguas Blancas continúa siendo recordada como un doloroso episodio en la historia de México.
El contraste entre la forma en que se atendieron las dos protestas que abordamos, nos muestra que México está cambiando y que el gobierno actual no se asemeja a los anteriores. El compromiso por la vía pacífica y el respeto a los derechos humanos son principios fundamentales en la actual administración de Evelyn Salgado Pineda. Además, la declaración del presidente López Obrador deja claro que el país está en un proceso de transformación, alejándose de prácticas represivas y estableciendo un diálogo constante con la sociedad para abordar sus demandas.
Es necesario reconocer estos avances y respaldar la postura del gobierno actual en su búsqueda por construir una sociedad más justa y pacífica. Aunque aún existen desafíos por enfrentar, los pasos dados hacia una solución pacífica y el compromiso de no repetir errores del pasado son señales alentadoras. La postura del presidente López Obrador, al destacar las diferencias entre los gobiernos anteriores y el actual, subraya la convicción de que el país ha cambiado y que se está construyendo un México distinto.
Es primordial que el gobierno continúe fortaleciendo sus mecanismos de diálogo y participación ciudadana, así como garantizando la seguridad de aquellos que ejercen su derecho a manifestarse. Se necesita promover eficientemente el diálogo y la solución para evitar que este tipo de protestas afecten la economía al paralizar vías de comunicación.
La transformación pacífica requiere un esfuerzo conjunto de la sociedad y las autoridades para consolidar la confianza y evitar que se repitan tragedias como la ocurrida en Aguas Blancas.