La marcha y la indiferencia del presidente
De: www.libananacif.blogspot.com
Una ley de hierro de la comunicación política indica: “Aquello de lo que no se habla, no existe”. Cuando surgen temas que golpean la percepción pública de un gobierno, lo mejor es no hablar o -en su defecto- salir al paso con comentarios generales que minimicen la gravedad del asunto y no comprometan acciones de gobierno.
Mientras la prensa calificó la movilización de mujeres del pasado 8 de marzo como un acto histórico, que tan solo en la CDMX logró reunir a no menos de 80 mil personas para exigir un alto a la violencia feminicida, en la mañanera, ese acto donde presidente da a conocer las posturas del gobierno ante lo que pasa en el país, el asunto se trató como un quinto punto del orden del día y de la escala de prioridades del mandatario, pues solo mereció un pronunciamiénto de 98 palabras.
Pero la indiferencia de López Obrador ante el clamor de seguridad por parte de las mexicanas ya no es nota, la nota es que hoy, luego de semejante movilización, estamos frente al anuncio de una nueva crisis social surgida del desencuentro entre el gobierno y un sector que representa más de la mitad de la población del país – las mujeres- .
Otra ley de hierro de la comunicación indica: “Percepción es realidad”, para su cumplimiento los estratégas y equipos de comunicación dedican esfuerzos titánicos y recursos mesiánicos para construir realidades basadas en discursos, imágenes y rituales políticos que carecen de fondo, le apuestan a lo superfluo de la inmediatez, a lo sencible que resulta lo emocional y a lo paternal que debiene del liderazgo.
Crear la percepción de que las manifestaciónes del 8 y 9 de marzo fueron una provocación del conservadurismo para dañar la figura presidencial, es una clásica expresión de Andrés Manuel siendo Andrés Manuel, de un político echando mano del recurso de su liderazgo para blindar la percepción a su favor, aprovechando la imagen negativa de sus “detractores” los conservadores.
Pero así como los regímenes cambian, también las percepciónes, una norma permanece vigente hasta que las sociedades evolucionen y sus nuevos problemas hacen necesaria la creación de nuevas normas, lo mismo pasará con las que hoy consideramos “leyes de hierro de la comunicación” y conforme la sociedad evolucione y el hartazgo por la violencia desenfrenada llegue a su punto más álgido, no habrá percepción que se inponga a una realidad tan evidente y que lastime tanto como la ausencia de las mujeres.